Las válvulas con cabezal termostático son uno de los sistemas más eficientes para controlar de manera precisa la temperatura de los radiadores. El ahorro energético y económico que supone su simple instalación se traduce en importantes beneficios a todos los niveles.
La función de las válvulas con cabezal termostático es regular la cantidad de agua que entra en el radiador. Con su instalación y correcto uso podemos llegar a ahorrar hasta un euro al día y hasta un 30% de nuestro consumo energético; una solución ideal para las viviendas particulares con diferentes estancias y radiadores.
Sus tres grandes ventajas son:
- Controla cada radiador de manera automática e individual. Por ejemplo: una válvula termostática detecta, a través del sensor que lleva incorporado, que la temperatura necesaria en la cocina no es la misma que la del baño. Así pues, ajusta de manera automática el caudal de agua que entra en el radiador en cada una de las dos estancias.
- Controla el consumo de energía. Con el correcto uso de los cabezales termostáticos evitaremos derrochar energía y un consumo innecesario. En una habitación que no usemos habitualmente será suficiente con cerrar la válvula para ahorrar y reducir el consumo.
- Mejora la distribución y el reparto del calor en la vivienda. Al tratarse de un sistema programable y automatizado nos permite regular la temperatura de manera óptima. El resultado es que nos permite alcanzar el confort ideal para cada estancia de la casa independientemente de la época del año.
En resumen, con la instalación de válvulas con cabezal termostático logramos realizar una gestión eficiente. Prueba de ello es que, desde el año 2007, cualquier construcción de viviendas debe incluir en su plan la instalación de este tipo de válvulas.
Asimismo, si se combinan válvulas con cabezal termostático con la instalación de repartidores de costes en edificios con calefacción central podemos controlar y reducir el consumo de energía, ya que ayudan a precisar la factura de cada propietario o inquilino del edificio.