01/08/2017
Un sistema radiante también está pensado para refrigerar nuestro hogar. Con los mismos principios usados en la calefacción, el enfriamiento por radiación es el método más saludable y económico de mantenernos frescos en verano.
Por sus características, los sistemas radiantes presentan numerosas ventajas, siendo la eficiencia energética uno de sus puntos fuertes. Sin embargo, la climatización radiante está asociada al confort en invierno. Es patente que, actualmente, los suelos radiantes son la mejor opción en calefacción, pero una misma instalación radiante también puede ofrecer confort en verano.
Y es que el principio de la climatización por radiación también se aplica cuando se trata de refrigerar un ambiente. Con un sistema radiante, no dependemos del aire para enfriar una estancia (como ocurre con los fan-coils) y esto conlleva más ventajas. La radiación se distribuye en todas direcciones, al contrario del aire, que por principio físico se desplaza a pisos superiores o incluso en el techo a medida que se calienta. Este fenómeno, denominado estratificación térmica del aire, ocurre en los aires acondicionados tradicionales y mengua su eficiencia.
Además, un aire acondicionado tradicional enfría a costa de mucho problemas de confort: sequedad ambiental, molestias en ojos y garganta, corrientes de aire y ruidos. Los fan-coils terminan por secar (deshumectar) el ambiente y eso afecta a nuestra salud; es habitual poner en marcha el climatizador unos minutos antes de irse a dormir y apagarlo al dormir.
Esto no ocurre con la refrigeración radiante: dormir en verano a 25ºC y una humedad del 50% es una experiencia reconfortante y posible con un techo radiante y una UTA con deshumectación. Las UTA son pequeñas unidades de tratamiento de aire con capacidad para controlar la humedad ambiente y trabajan en combinación con los techos radiantes. Gracias a ello, podemos tener un sistema radiante en verano e invierno incluso en climas húmedos, como ocurre en la costa.
Al no remover el aire, tampoco se remueve el polvo y otras partículas que necesitan de filtros y sus convenientes revisiones. Esto convierte el sistema radiante en la opción más saludable para bajar la temperatura de una vivienda o estancia, en especial los techos, que ofrecen las mismas prestaciones que los suelos en calefacción pero también aportan un mejor rendimiento en climatización.