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La importancia de la eficiencia energética en los edificios

eficiencia energética edificios

19.04.2017

Con la llegada de los certificados energéticos a la vivienda, la eficiencia en el consumo de nuestro edificio puede incrementar o devaluar el valor del mismo, pero ¿qué impacto tiene esta eficiencia más allá de los precios? ¿Se deben tomar medidas para fomentar una mayor eficiencia en las viviendas?

En junio de 2013 entró en vigor una Directiva Europea que obliga a disponer de un certificado energético en nuestro inmueble si tenemos la intención de alquilar o venderlo. Este certificado evalúa su eficiencia energética y los clasificas de más eficiencia (clase A) a menor (clase G). Esta clase de medidas también se ha tomado en otros campos, como el del transporte, donde se aplican clasificaciones según el grado de emisiones que genera un vehículo.

No obstante, en este sector las Administraciones Públicas van un paso más allá en sus medidas. Por ejemplo, a partir de 2019, en Barcelona y su área metropolitana tendrán prohibido circular los vehículos con más de 20 años de antigüedad. Con esta medida se espera de reducir un 30% las emisiones asociadas al tráfico durante los próximos 15 años. Eso nos lleva a preguntar si se va a tomar el mismo camino en la política de eficiencia energética de los edificios.

Para poder prever está posible intervención, es necesario poner el foco sobre qué supone la eficiencia energética de los edificios en el Medio Amiente y en nuestra salud. Actualmente, el parque residencial es responsable del 66% de las emisiones de gases de efecto invernadero de todo el sector edificatorio. Obviamente es una cifra considerable que lleva directamente a buscar medidas para conseguir unos edificios menos contaminantes. Los certificados energéticos son un primer paso, pero también se deberían sumar campañas de concienciación y facilitar ayudas para la ‘rehabilitación energética’ de muchos edificios.

Al fin y al cabo, el impacto medioambiental de los edificios afecta de manera directa no solamente a nuestra economía, sino también a la salud y bienestar, pues son los hogares y lugares de trabajo y ocio de nuestro entorno, y también al Medio Ambiente. Medidas como la adopción de aislantes, apostar por electrodomésticos de última generación e iluminación de bajo consumo son pasos básicos para reducir este impacto. Pero también lo son una buena instalación de calefacción y refrigeración. La adopción de cabezales termostáticos, los nuevos repartidores de costes, calderas de bajo consumo o sistemas de baja temperatura como el suelo radiantes también forman parte de esta mejora de la eficiencia en una vivienda.

Todo ello respaldado por las energías renovables.Cabe recordar que el sector privado ya se mueve en esta dirección: empresas como Giacomini, entre otras, estudian y promueven proyectos sostenibles, además de innovar continuamente en la fabricación de productos que conlleven consigo una reducción de los gases de efecto invernadero y, por tanto, una mejora de la eficiencia energética.