La creciente demanda de energía y los problemas medioambientales derivados de los combustibles fósiles hacen imprescindible el uso de recursos renovables y «limpios».
El hidrógeno es el elemento más común del universo, la molécula con mayor contenido de energía en función de su peso, y puede aprovecharse para producir, almacenar y transportar energía.
Por eso creemos que el hidrógeno es el recurso capaz de satisfacer las necesidades energéticas a la vez que se respeta el planeta.
Una de las muchas ventajas que ofrece el hidrógeno es que su combustión no libera dióxido de carbono (CO₂), principal causante del efecto invernadero, por lo que proporciona una energía limpia libre de residuos contaminantes. Además, es posible obtener hidrógeno a partir del agua mediante electrólisis y sin ningún impacto: el único residuo resultante del proceso es oxígeno puro.
El hidrógeno es un vector excepcional, ya que puede «almacenar» energía. Por ese motivo, podría resolver uno de los principales problemas de la gestión energética: el almacenamiento. Su disponibilidad es ilimitada: aunque casi no existe en forma elemental en la naturaleza, se puede encontrar en muchos compuestos. Gracias a las tecnologías modernas, el hidrógeno puede almacenarse como gas en recipientes presurizados, como líquido en recipientes criogénicos y como sólido cuando se combina con otros elementos (hidruros metálicos).
En la actualidad, cerca del 23 % de la energía procede de fuentes renovables y, según los expertos del Consejo del Hidrógeno, este valor alcanzará el 68 % en 2050. Sin embargo, la producción de los sistemas de energía solar y eólica depende del sol y del viento, con importantes variaciones entre la producción y la demanda de energía. Por ejemplo, la producción europea de energía solar disminuye un 60 % en invierno, justo cuando la demanda está en su punto máximo.
Como medio de almacenamiento de energía, el hidrógeno es la opción adecuada para los sistemas que integran fuentes renovables puesto que permite recuperar para el uso futuro el exceso de energía producida que de otro modo se desperdiciaría.