La torre SOCAR corona el skyline de la ciudad de Bakú, la capital de Azerbaiyán. Lleva el nombre de la compañía nacional que gestiona el petróleo de la incipiente nación caucásica: su construcción se inició en 2011 y actualmente es el edificio más alto de la región.
Con una altura de 209 metros, alberga 100.000 metros cuadrados de espacio en 42 plantas. Pero las cifras más sorprendentes de la torre SOCAR se desprenden de sus parámetros de seguridad: está preparada para resistir terremotos de grado nueve en la escala de Richter y vientos de hasta 190 km/h.
La exigencia en este aspecto es máxima, por ello ha sido equipada con protección anti-incendios Giacomini, líder mundial en su clase. Los sistemas de extinción de fuego Giacomini cumplen los más altos estándares requeridos para los rascacielos de ciudades como Nueva York o Chicago y están también presentes en otros edificios emblemáticos como el Burj Khalifa.
Una obra del expresionismo estructural que toma la forma espiral de una llama ardiente; Bakú ya tiene nuevo símbolo.