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La cumbre de París

Cumbre del Clima en Paris 2015

21.12.2015

Tras dos semanas de intensas negociaciones entre los 195 países reunidos en la cumbre de París, oficialmente denominada 21ª Conferencia sobre el Cambio Climático, se ha llegado a un acuerdo histórico: el primer acuerdo global para reducir las emisiones de los gases de efecto invernadero. 

 

Los países compromisarios, que representan casi la totalidad de los representados en la ONU, han firmado un tratado que busca impedir que el aumento de la temperatura a finales de nuestro siglo quede por debajo de los dos grados, intentando lograr la marca de 1,5ºC. Puede parecer un objetivo poco ambicioso, pero algunas previsiones indican que si se continúa como hasta ahora, el aumento podría ser superior a los cuatro grados.

Este nuevo acuerdo tiene previsto entrar en vigor en 2020, dando así cinco años de preparativos a los países para su implementación. Se establece que habrá una inversión de 100.000 millones de dólares anuales para la lucha contra el cambio climático para los países más desfavorecidos económicamente, así como una posible revisión al alza de esta cantidad. Así pues, los países ratificarán su adhesión al tratado a partir de la próxima primavera.

Entonces, ¿hay motivos para la esperanza? La cumbre de París ha sido un éxito tras el fracaso del intento en llegar a un compromiso similar en Copenhague. Por primera vez la inmensa mayoría de los países se han sentado y han tomado medidas para empezar a reducir las emisiones contaminantes. Como manifestó François Hollande, presidente de Francia y anfitrión de la conferencia “es el primer acuerdo universal de la historia de las negociaciones climáticas”. En el anterior tratado, el protocolo de Kyoto de 1997, sólo participaron 37 países, 28 de ellos de la UE y dónde ni China ni EEUU participaron.

Kyoto entró en vigor en 2005 y redujo en un 22% las emisiones de estos países, muy por encima del 5% fijado como meta. En cambio, en París sí que están representados las economías principales y también más contaminantes del planeta, como India, China, Rusia y EEUU. Es un gran paso adelante, pero no es ni mucho menos el último que debemos tomar.